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Sonntag, 19. September 2010


John Muir: El defensor de la naturaleza.


Aunque John Muir (1838-1915) fue muchas cosas -explorador, viajero, naturalista, granjero, inventor, filósofo, escritor y un poco eremita-, ha pasado a la historia como «el padre» de los parques nacionales norteamericanos. Muir viajó por Estados Unidos, Canadá y Alaska, y exploró a fondo una naturaleza aún en estado primigenio, pero que empezaba ya a convertirse en el recurso principal del crecimiento de Norteamérica y, por tanto, también a peligrar. Donde otros veían carbón, madera y pastos, él veía un santuario que debía preservarse, y persuadió al presidente Theodore Roosvelt de instaurar los programas de conservación de la naturaleza que darían pie a la extensa red de parques naturales estadounidenses.

Poco conocido en nuestro país, Muir escribió más de 300 artículos y 10 libros sobre sus viajes y exploraciones (que se extendieron también a Sudamérica, Australia y África), de los que sólo uno está traducido al castellano: Viajes por Alaska. Con una prosa tan sencilla como bella, en él nos transmite su espíritu romántico y su visión espiritual de la naturaleza. Sus contemporáneos buscaban oro y pieles en la zona, pero él se enriquecía con los grandes paisajes y la vida animal, sin olvidar los apuntes etnográficos que retratan a los nativos, no siempre honestos, con los que comparten largos viajes en canoa entre glaciares y otros espectáculos de la naturaleza, que el describe con pasión. Cualquier sencillo motivo natural es admirado por bello y vital desde el absoluto convencimiento de que «el sol no brilla sobre nosotros, sino dentro de nosotros».

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